No se decide si trata de una amistad tumultuosamente difícil pero gratificante o si es una parodia de la escena literaria contemporánea. Falla como ambas.
La sensación de incompletitud es parte de lo que considero una de las comedias norteamericanas más originales, atentas e implacables de los últimos años.
Fracasa principalmente porque no confía en que el espectador sea parte del espectáculo. Lo que no se explica con el diálogo se subraya a través de una música estridente y de los efectos especiales.
Luce bien, pero la historia en sí misma, tal y como está concebida por David Kirschner para el guion de Judy Freudberg y Tony Geiss, carece de ingenio, aunque es bienintencionada.
Una película extraordinaria, una gran aventura romántica: la mejor desde 'Lawrence de Arabia' además de ser un filme comercial con un inusual sentido de la historia.
Lean es uno de los grandes maestros del cine. Su enfoque es inteligente y astuto, buscando provocar una reacción visceral. Aunque esta intención no es necesariamente negativa, puede resultar en una experiencia algo autoindulgente.
El diálogo resulta a menudo extremadamente divertido, y la producción destaca por su alta calidad. Sin embargo, 'Miller's Crossing' se presenta como una película de efectos aleatorios y con un impacto acumulativo poco notable.
Tiene más finales que la quinta sinfonía de Beethoven, pero también está llena de sopresas, resultando finalmente una obra imponente. Es vulgar, violenta, divertida y a ratos asombrosamente hermosa.
La propuesta es noble en una época en la que la comedia ridícula se ha abandonado en favor de la parodia, la sátira, los gags y la comedia de ocurrencias.