Gran parte de lo que ocurre en la película resulta inevitable e incluso predecible, ya que se ajusta a los cánones tradicionales de la comedia romántica. Sin embargo, la excelencia en la ejecución hace que eso pase a un segundo plano.
Es como estar cambiando canales entre una película de ciencia ficción de alto presupuesto y lo mejor de la televisión infantil un sábado por la mañana.
La lección de que la felicidad se alcanza sin necesidad de ocultarse tras una máscara puede parecer evidente, sin embargo, el viaje hacia esta realización es realmente entretenido.