Poster de Uno, dos, tres

Críticas Uno, dos, tres (1961)

Durante la Guerra Fría, C.R. MacNamara, representante de una compañía de refrescos en Berlín Occidental, tiene el plan de introducir su marca en la URSS. Sin embargo, su jefe le encarga cuidar de su hija Scarlett, una joven rebelde de dieciocho años que ya ha estado prometida en varias ocasiones. Para complicar las cosas, la muchacha se enamora de Otto Piffl, un joven comunista de Alemania Oriental, evadiendo así la supervisión de MacNamara.

Miguel Ángel Palomo Diario El País

Con un ritmo tan trepidante que no deja respiro. Cuando el espectador logre dominar la carcajada comprobará que, en el fondo, maldita la gracia que tiene el asunto. Una maravilla.

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