Lo que hace que la denuncia política del filme funcione es la cercanía de lo que se cuenta y lo identificables que resultan los personajes. La interpretación de Jürgen Vogel es matizada y muy contenida, consolidándose como uno de los mejores actores de Europa en la actualidad.
Responde a los parámetros del cine de Gerardo Olivares, pero carece del equilibrio que caracterizaba a sus trabajos previos. La película no termina de funcionar del todo, principalmente porque el guion aborda demasiados temas a la vez.
La parte casi documental supera al resto de la película; al final, las loables intenciones del filme resultan más interesantes que el propio resultado.
¿Quién podía imaginar que Melissa McCarthy ocultaba una notable vena dramática como la que luce? Ése es, sin duda, el principal aliciente de una película que tiene otros cuantos.
Lo peor que le puede pasar a una película cuyo objetivo primordial es emocionar y conmover es no ser capaz de provocar otra cosa que indiferencia. Y eso es lo que le sucede.
Freyne utiliza los clichés característicos de las comedias románticas adolescentes estadounidenses para subvertirlos, reconfigurando completamente el género y aportando una perspectiva novedosa.
Una simpática producción, pequeñita y modesta, rodada con un inteligente minimalismo que concede todo el protagonismo a los citados diálogos y a las tres actrices superlativas.
El filme comienza con fuerza, presentándose casi como un melodrama para luego transformarse en una comedia gastronómica. Esta evolución permite que surjan los momentos más divertidos y sabrosos de la película.
Todo está abordado desde una perspectiva superficial y tópica, sin ser precisamente sutil. Sin embargo, gracias a esto, Duprat logra que la historia sea más digerible.
Película ligera y comercial que cuenta con tres actores que logran ganarse la simpatía del público, además de una buena banda sonora. Es entretenida y divertida, generando sobre todo muy buen rollo.
Apoyándose en el excelente trabajo de las tres protagonistas, en una excelente fotografía y con una osadía inusitada a la hora de abordar el sexo, la directora defiende con uñas y dientes la tesis de que es posible revertir la situación de su país si las mujeres se plantan.
Altamente recomendable. Las protagonistas, la experimentada Cécile de France y la joven Izïa Higelin, que se encuentran a 15 años de diferencia, brindan un recital interpretativo intenso y fascinante.
El filme, rutinariamente dirigido, se mantiene y se disfruta gracias a la química entre los dos protagonistas y a unos diálogos afilados en los que predomina el humor negro a costa de la vejez y la cercanía de la muerte.
No pasará a la historia por su originalidad pero sí por haber descubierto a una de las jóvenes actrices más fascinantes de las últimas décadas, la cuasiadolescente Lola Le Lann.
Un producto retrógrado y vejatorio para las mujeres. Una sucesión de situaciones estúpidas e irritantes, filmadas con torpeza por un director que desconoce los resortes de la comedia.