Un Gary Oldman sobresaliente que se convierte en Churchill, en una simbiosis perfecta. Por fortuna, 'El instante más oscuro' es mucho más que solo Gary Oldman.
La directora logra un adecuado tono didáctico, permitiendo que el espectador forme su propio juicio. Si bien la película cumple a la perfección como lección de historia, su capacidad en el aspecto dramático no es tan efectiva.
La película intenta abarcar varios géneros, pero lo hace de manera poco convincente. Carece de coherencia, los diálogos suenan artificiales y tanto la escenografía como el vestuario parecen de bajo presupuesto.
Es un conjunto de minipelículas en el que ninguna acaba de cuajar razonablemente y que se acaba salvando gracias a una preciosa fotografía hiperreal y a la gran labor de las dos protagonistas.
Sarah Gadon es la protagonista de una comedia histórica que destaca por su cuidada recreación de época y una dirección sumamente académica. Es una película agradable y muy accesible.
Tras dos tercios cansinos y exageradamente teatrales, una escena y sus impactantes consecuencias futuras nos llevan a un emocionante, conmovedor y melancólico melodrama generacional.
El guión presenta serias debilidades y lo que debería haber conmocionado al espectador termina generando indiferencia, principalmente debido a la falta de consistencia en los personajes.
Explícito homenaje a Alfred Hitchcock, y más concretamente a su película 'Encadenados'. Kapakas apuesta por un tono nostálgico que se conecta directamente con el realismo mágico, aunque resulta algo ingenuo.
Dado que el único propósito del proyecto es ser una megafiesta alrededor de las canciones de Raffaella Carrà, lo logra con creces. Todo lo demás queda en un segundo plano.
Como cabría esperar de un superdotado como Von Trier, la película es visualmente irreprochable pero narrativamente tiende a la confusión. Además, su metraje resulta desmedido.
Notable biopic, en el que el retrato del contradictorio personaje principal tiene tanto protagonismo como la feroz sátira de la política. Hay un gran sentido del humor y Cruise está perfecto.
Las caracterizaciones de Gudnason y LaBeouf son perfectas, y la reconstrucción del mítico partido muestra una credibilidad excepcional. Además, se destaca una notable dirección artística y una fotografía difuminada que resulta muy evocadora.
A pesar de la dedicación de los talentosos Brühl y Watson, la película se siente vacía y distante, careciendo de la conexión emocional necesaria para involucrar al espectador.
Como crónica histórica, funciona a la perfección aunque el conjunto resulta un pelín deslavazado y es inevitable la impresión de que el director echa el resto en las partes y se olvida de que lo importante es el todo.
Una puesta en escena muy teatral que crea una atmósfera claustrofóbica e irrespirable, donde lo relevante no es tanto el qué sucederá, sino el cómo sucederá.