Aburrida 'road movie'. Tres personajes que son estereotipos mil veces vistos, y los diálogos, que intentan ser brillantes, carecen por completo de chispa.
Los dibujos son de una pobreza alarmante y la animación, bastante desanimada. Algo que tampoco sería excesivamente negativo si la historia resultara fascinante, pero tampoco ése es el caso.
Se le puede pedir de todo menos originalidad, porque carece por completo de ella. A cambio, se le puede pedir que trasmita buen rollo, y lo transmite un digno y agradable entretenimiento.
Día a día de la fauna que puebla la cordillera Cantábrica, maravillosamente retratado en una película que le da un nuevo significado al término documental de naturaleza.
Es una de las películas más arriesgadas, emocionantes y existencialistas que se han estrenado en mucho tiempo, en la que la belleza y la reflexión cohabitan en perfecta armonía.
Parece más un proyecto diseñado para convertirse en un título de culto, con el objetivo de impactar a programadores y jurados de festivales internacionales, que para satisfacer a los espectadores comunes.
Se logra una composición redonda, rica, compleja y llena de matices gracias a la extraordinaria interpretación de Rosamund Pike, quien está perfectamente caracterizada.
Una directora que se muestra desnortada y hace gala de una notable confusión. Su retrato de Marie Curie, a pesar del esfuerzo de la polaca Karolina Gruszka por dotarla de vida, resulta en un personaje inane y vacío.
Dupontel ha logrado un trabajo sobresaliente con una lujosa y lograda reconstrucción de la época. La película resulta exagerada, brillante y un tanto excéntrica.
Un Gary Oldman sobresaliente que se convierte en Churchill, en una simbiosis perfecta. Por fortuna, 'El instante más oscuro' es mucho más que solo Gary Oldman.
La directora logra un adecuado tono didáctico, permitiendo que el espectador forme su propio juicio. Si bien la película cumple a la perfección como lección de historia, su capacidad en el aspecto dramático no es tan efectiva.
La película intenta abarcar varios géneros, pero lo hace de manera poco convincente. Carece de coherencia, los diálogos suenan artificiales y tanto la escenografía como el vestuario parecen de bajo presupuesto.
Hay equilibrio entre todas las partes, sin que ninguna pese más que las otras; la dirección artística es notable y el terceto protagonista funciona impecablemente, con un Bill Nighy divertidísimo.
Con un estilo crudo y directo, respaldado por escenas de acción magistralmente filmadas, la película se erige como un poderoso alegato antibelicista y un conmovedor documento histórico.
Es un conjunto de minipelículas en el que ninguna acaba de cuajar razonablemente y que se acaba salvando gracias a una preciosa fotografía hiperreal y a la gran labor de las dos protagonistas.
Sarah Gadon es la protagonista de una comedia histórica que destaca por su cuidada recreación de época y una dirección sumamente académica. Es una película agradable y muy accesible.