Suele ser divertida, pero también es una mirada sobria y aterradora a los intentos de un grupo cada vez más poderoso de eliminar la separación entre iglesia y estado.
La película, al igual que su anterior entrega, es una vibrante celebración de la extravagancia 'pulp' y el kitsch post-soviético, fusionando de manera audaz el gore, automóviles estruendosos, tacones afilados y excesos que buscan simplemente el disfrute.
'The Hateful Eight' nunca está a la altura de sus intrigantes primeros minutos, ni de su provocadora premisa, con su formato panorámico desperdiciado en una pieza de cámara locuaz y claustrofóbica.
El verdadero encanto de la obra no está en la historia, sino en la meticulosa atención al detalle. El director Iain Softley se deleita en capturar las vistas y sonidos ricos de Louisiana.
Guzmán presenta una obra que fluye con elegancia entre lo eterno y lo cotidiano, así como entre lo divino y lo esencialmente humano, logrando un retrato profundo y matizado del tiempo y el espacio que va más allá de estas dualidades.
Artísticamente, 'You, Me & Dupree' presenta una confusión notoria. Desde el punto de vista técnico, es deficiente. En cuanto a su esencia, carece de profundidad. Sin embargo, en el ámbito comercial, podría ser un considerable éxito.