Maite Alberti filma a las protagonistas con dedicación, manteniéndose a su lado hasta el final. El documental se transforma en una bitácora, un homenaje y un testamento.
Hay directores chilenos, y también directoras, que se toman muy en serio y sus películas son aburridas y decepcionantes. Ernesto Díaz Espinoza anda por otro carril: no se toma en serio y filma 'Santiago violenta', una gran película.
Ozon amplifica la historia y extiende la tragedia, explorando sus múltiples consecuencias, algo característico de su cine. Presenta sentimientos inciertos, prejuicios engañosos y revelaciones inesperadas, ya que cada individuo es un relato que encierra otro relato.
'Promesa de vida' es una advertencia sobre los argumentos y obligaciones del cine convencional. En pocas ocasiones se siente el ardor y la desesperación de la batalla, así como el heroísmo anónimo y la tragedia del soldado desconocido.
'Neruda' se sostiene sobre un extraño vacío, ya que uno de los protagonistas actúa de manera impostada, convirtiéndose en un elemento ajeno que revela lo peor de 'Fuga': pretensión y cursilería. Sin embargo, aún hay aspectos positivos que resaltan en la película.
La búsqueda de una receta y su repetición es lo que caracteriza al cine industrial de Hollywood. En ocasiones esta fórmula funciona, pero otros resultados son menos satisfactorios. 'Carol' no es un desastre, pero sí representa un caso de desarrollo frustrado y esplendor marchito.
Esta película de Pablo Larraín es la que contiene menos ira y desencanto. No existe el feísmo y la turbiedad de otras obras, y en su lugar emergen, con mayor claridad, sentimientos que anteriormente eran tenues o quizás rechazados. Es una construcción narrativa que deja una huella en la historia.
Resume el mensaje que tuvo y tiene Disney, primero como creador y ahora como marca: donde manda la industria no mandan los marineros y menos los escritores.
La batalla de los sexos elude cualquier tipo de conflicto o dureza, presentándose como una obra moderada, superficial y discreta, con una notable carga de neutralidad. Esta película se asemeja a una enciclopedia en línea, ofreciendo información universal sobre un hecho real.
'Vicio propio' es un palacio encantado, un túnel del amor y una carretera hacia un pasado admirado, confuso y peligroso. Es un tour policial, sentimental y cultural. Es una película sin consejos ni advertencias y sin puertas de salida.
Esta es una historia que ha sido filmada en numerosas ocasiones y la película no intenta explorar ni desafiar el género. No hay ningún esfuerzo narrativo adicional ni novedades en el guión, la dirección de arte o los personajes. El objetivo parece ser contar, una vez más, lo que ya ha sido contado infinidad de veces.
En la película faltan dosis de humanidad, admiración, investigación y cariño. Sobran el determinismo, los prejuicios y el tiro al aire de la dictadura.
Es una de esas películas de actuaciones extremas y, por tanto, tan físicas y evidentes como los acontecimientos que relata y los sentimientos e ideas que desprende.
Es una película remolona, demorosa y que tarda demasiado en salir del letargo. Si la saga sigue en este proceso desangelado, ni la inercia de la industria la rescata.
El verdadero problema de la película no radica en el mar, el tiburón o la surfista, sino que en su duración: se siente alargada. A medida que avanza, la sensación de aburrimiento se hace evidente. Quiero que la acción ocurra, pero parece que pasa una eternidad para llegar a eso.