Una libérrima comedia que es dos cosas a la vez: una atipiquísima guía gastronómica y de viajes por el norte de Inglaterra y un ácido retrato de un triunfador endiosado y sus amigos acompañantes de conveniencia.
Llama la atención, aunque sin llegar a asombrar realmente. La verdadera intención radica, no tanto en calcar determinados idearios y maneras fílmicas, como en airear por la vía del esperpento las vergüenzas de una sociedad.
Megalomaníaca oda a la perfección hecha dibujo animado, merece un lugar en un hipotético museo de la animación pura, desvinculada de cualquier intento de trama, discurso conceptual o complicidad con los personajes. No se trata de ausencia de fondo; el contenido es la forma.
El film navega entre la gravedad nórdica y el melodrama característico de Hollywood, en ocasiones dejándose llevar por la brisa dulce del caramelodrama postal.
Un drama histórico que presenta una psicología cruda, evitando cualquier atisbo de sentimentalismo superficial. Su narrativa es sólida y ofrece una profundidad que va más allá de lo meramente dramático, tocando también aspectos sociológicos.
Lástima que, lejos de hacer honor a su apellido, Danny Strong demuestre una notoria debilidad de inspiración a la hora de plantearse nuevas soluciones formales a momentos mil veces narrados.
No cuesta mucho rendirse ante las virtudes de 'El profesor de persa', una obra de premisa ocurrente, factura impecable, interpretaciones de quitarse el sombrero (o la kipá)
Hábil película donde el director tiene claro que su futuro depende de no exagerar en los momentos cómicos, logrando una mezcla equilibrada entre lo adorable y lo sombrío.
Más osada de lo que parece, menos academicista de lo que podría haber sido y casi igual de cruel que el texto original, resulta ser mucho más inesperada y perturbadora de lo que el tráiler sugiere.
Una tragicomedia inusual cuyo atractivo se transforma en mueca, donde lo peculiar se alinea con lo patológico. Lo mejor: su habilidad para mezclar géneros. Lo peor: su propuesta puede resultar demasiado desconcertante para el público en general.
Un relato humanista y cinéfilo que se presenta como una carta de amor al cine. Escasean las obras que combinan un humanismo tan terrenal con un discurso genuinamente universal. El último trabajo de Lone Scherfig destaca por esta profundidad reflexiva.
Una obra maestra. Esta película impacta por lo bien estructurada y excelentemente realizada que es. Se trata de un proyecto maravillosamente ejecutado que ofrece una experiencia de visionado altamente gratificante.
La más satisfactorio y congruente en fondo y forma de toda su filmografía de Masset-Depasse, es una película que se enorgullece de su condición como ejercicio de estilo.
Altísimo valor didáctico y gran solvencia fílmica, conviven en esta obra rebosante de encanto, maleabilidad tonal, poder de inspiración y ligereza en el buen sentido.
Comedia liviana. La película presenta frases ingeniosas y un aire coqueto, recordando las obras de Agnès Jaoui, aunque carece de su fortaleza y profundidad reflexiva.
No caer rendido ante una película con Olivia Colman hace que parezcas un aguafiestas, lo reconozco, pero disculpa si no logré apreciar del todo esta representación con un sermón social en el fondo.
Una obra maestra del cine, que representa un verdadero arte cinematográfico, gracias a la complejidad de su singular fórmula. Su capacidad para analizar y reflejar toda una sociedad es simplemente admirable.