Incuestionablemente concebido y ejecutado, cuya poliédrica trama funciona a varios niveles. Quizá su mayor virtud sea la de hacernos creer que, a pesar de los artificios, transcurre en esta misma mísera realidad que tan bien conocemos.
Encomiable labor de equilibrio tonal entre la obligada espectacularidad de buena parte del metraje y otros momentos muy emotivos. Esta película resulta ser mucho más humana y verosímil de lo que se podría haber esperado.
No se le puede negar al film un tercio (o así) de metraje durante el cual el carisma de sus protagonistas y lo acertado de algunos diálogos mantiene el tedio a raya y vivo el seguimiento de una peripecia sin defectos de construcción.
Constituye un muy meritorio intento de seguir los pasos de todos aquellos pioneros de la docuficción etnográfica. De gran poderío visual y parejo aliento poético-dramático.
Aunque en lo ideológico puede ser una trampa sencilla para los demócratas y la escritura carece de originalidad propia de un telefilm, 'Caza a la espía' logra transmitir una intensa experiencia visual.
Abundan las escenas, bien concebidas y ejecutadas, en las que esta estrategia de ‘nadar y guardar la ropa’ logra un equilibrio adecuado que resulta accesible al gusto del público.
Nuevo peldaño en lo que a preciosismo se refiere, un festival plástico y humorístico, capaz de transmitir un vitalismo y un hambre de experiencias, algo que es muy poco frecuente en los productos infantiles.
Divierte en sus momentos de "slapstick" mejor logrados, pero el adocenamiento del guión lastra irremediablemente el desarrollo de esta obra, que se encuentra a medio camino entre el artefacto lúdico y la parábola iluminadora.
Un chuletón de entretenimiento capaz de ponernos varias veces las pupilas como platos, aunque rara vez las pulsaciones sobrepasen cierto ritmo inofensivo.
Johnson logra una comedia que respeta el espíritu de la obra original. 'Wilson' debe disfrutarse sin remordimientos, ya que resulta altamente entretenida.
Un largometraje limitado, aburrido y lamentablemente orientado al comercio. El reencuentro del dúo Williamson-Craven resulta fallido, acompañado de efectos especiales decepcionantes.
Lo que predomina es un tono alegre, con un trasfondo que, aunque resulta muy positivo, afortunadamente no llega a ser tan superficialmente optimista como algunos éxitos de la vecina nación.
La participación de Jordi Sánchez, quien interpreta de manera excepcional el papel de un enfadado constante, así como la presencia de David Guapo, siempre es una garantía de calidad. Al resto del elenco se le suma una dosis de buenrollismo ameno y sonrisas simpáticas.
Estamos ante el largometraje de Allen más sólido en años. Lo mejor es su construcción narrativa y la actuación memorable de Cate Blanchett. Lo peor son algunas subtramas secundarias.
Oz vuelve a demostrar que domina el slapstick y el diálogo ágil. Destaca la interesante mezcla entre el sabor británico y las maneras estadounidenses. Sin embargo, se echa en falta un supercómico al frente.