Un par de secuencias de combate, obligadas pero cansinas por esa necesidad de sobredosis de épica y pirotecnia que exige el género, hacen que la narración baje la guardia.
Estamos ante una narración excelente, que uno diría clásica pero del último período clásico de Hollywood, el de la década de los años 70, magníficamente filmado y musicado.
A favor: Michael Keaton y Marisa Tomei son aspectos destacados de la película. La verdadera batalla se libra a nivel global en el filme titulado "Avengers". Surge la pregunta de cómo se puede evaluar un producto de tal magnitud.
Esta nueva versión, que en realidad no ha sido solicitada, logra capturar el espíritu del original, aunque no lo sigue al pie de la letra. No se trata de una adaptación literal de la obra de St. Exupery, sino de una ampliación que ofrece una nueva perspectiva.
La trama demora en comenzar y inicialmente parece orientarse hacia un enfoque de «dibujos animados para un público infantil». Sin embargo, Pixar rápidamente reivindica su reputación como un estudio de excelencia, ya que no tiene en su haber ninguna película realmente deficiente.
El universo de Schulz resulta ser más apreciado por un público adulto que por aquellos cuya infancia se vio moldeada por una perspectiva, a veces, exagerada de la animación. Sin embargo, ese mismo universo también tiene un marcado tono infantil.
Es una delicia visual, abigarrada y colorista como una feria mexicana, y la aparente morbidez del tema de los muertos se resuelve, como en el imaginario burtoniano, con buenas dosis de inventiva y poesía.
Para comprenderla y disfrutarla, es necesario haber visto mucho contenido televisivo. No siempre resulta graciosa; en ocasiones, los cameos no logran el efecto deseado.
La primera sorpresa es que la película no defrauda. Nos deja con la agradable sensación de que «esto no lo hemos visto mil veces». Cuanto más truculenta parece una escena, más logra sorprendernos.
Quizá uno de los mejores títulos indies recientes. El espíritu de Sundance, o mejor dicho, el legado de Perry y Cassavetes se siente en cada fotograma.
Un prometedor inicio, con una voz en off que nos advierte sobre las extrañas realidades detrás de las idílicas fachadas, da paso a una trama con reminiscencias de Blyton.
Gerwig escribe y dirige con una modesta maestría esta ópera prima en solitario sobre una mujer que, a diferencia de ella, no aparenta estar hecha para marcar tendencias.
Resulta quizá demasiado lenta y silenciosa, y su terror visual aparece siempre amortiguado. Harboe está sobresaliente y escenas como la inicial deberían contentar a todo tipo de públicos.
La anorexia es el tema central de esta película, que presenta de manera precisa y sombría la crónica de una adicción. Su originalidad radica en el enfoque adoptado.