Vivir la experiencia de la película no debería resultar tan tedioso como lo es para la pareja protagonista. El inconveniente no radica en la actuación, sino en los diálogos reiterativos y en la música igualmente monótona que intenta guiarnos en nuestras emociones.
Uno al que echa de menos es al Morgan Freeman de 'Invictus', película que explicaba mucho mejor y con menos metraje lo público y lo privado de Mandela. Y eso que Idris Elba encarna aquí su figura divinamente.
Es un viaje al imaginario del cine, la versión hardcore de «The Artist» para aquellos que no tienen miedo de ver una película marcada por un efectivo distanciamiento.
Funciona bastante bien. Ver el rostro de Anouk Aimee en plano-contraplano con el de un deteriorado Trintignant resulta completamente proustiano, incluso si no se tiene nostalgia de la película original.
La forma en que se narra el nacimiento de una gradual confianza entre las dos mujeres es ejemplo de aplomo y sutileza narrativa, especialmente llamativos tratándose de una ópera prima.
La película de Fernando Meirelles capta la atención al retratar la pompa y la burocracia del Vaticano. Pryce ofrece una actuación magnífica, pero Hopkins destaca con una presencia abrumadora. Se presenta un duelo cautivador entre ambos personajes.
Cuando inicia el juego de la verdad, las revelaciones son tan predecibles que uno solo puede apoyarse en el excelente elenco. Sería inapropiado señalar a uno en particular en esta obra coral.
Película con la intención de manipular nuestros sentimientos. Su éxito dependerá de si el corazón del espectador acepta o rechaza lo que se le presenta. Aun así, la película hace méritos para conectar emocionalmente.
Lo más interesante de «Life» es que se centra en Dean antes de convertirse en James Dean. Si cree en el cliché de que el genio es un ser atormentado, caprichoso e impredecible, esta es la película para usted.
Película que nunca logra despojarse de la superficialidad de su planteamiento. Incluso el reparto transmite la impresión de que no hay en juego algo realmente significativo, como si se tratara de un trabajo de verano.
Resulta llamativo ver cómo algunos gags y situaciones simplemente se plantean y se resuelven casi con discreción, sin sacarles toda la ruidosa traca que se podría, y cómo Carrey y Daniels parecen interpretar sus personajes como con cierta distancia.