Uno tiene la sensación que aquí hay más de producto de laboratorio destinado a hacer pasta, que de sensibilidad artística. Ni siquiera la animación destaca especialmente.
A través de un guion que sigue un enfoque tradicional, aunque con toques agudos, la película realmente pertenece a las víctimas y se desarrolla de manera muy inteligente.
Una amarga y lúcida reflexión sobre el verdadero significado de la amistad, con la complicidad de los personajes y un guion incisivo, que no renuncia a momentos de comedia pura.
Con alguna leve alteración de la trama y del contexto en un evidente ejercicio de revisión del pasado, logra capturar el corazón del original, pero no su esencia. Es un trabajo imperfecto e inofensivo, aunque eficiente y disfrutable.
Un nuevo prodigio marca de la casa. Huyendo de las fórmulas típicas de cada género, se mueve entre ellos con una sorprendente facilidad, llegando de manera virtuosa al alma del espectador.
Guion algo deslavazado. Brillantísimo trabajo de Andra Day, que está incluso por encima de la propia película. A pesar de sus defectos, este film tiene corazón y alma.
Modesta pero sumamente efectiva. Honesta como pocas y con una sorprendente dirección de los actores infantiles, logra conquistar al público de manera sutil, aplicando la mejor receta: menos es más.
Trueba convierte la sencillez en su mayor virtud, utilizando un elenco excepcional y una estructura circular en una narrativa que parece más un sueño que una experiencia vivida.
Sobrevivir a las dos escenas iniciales de esta perturbadora y, sin duda, excelente película no es una tarea sencilla. Son tan impactantes que existía el riesgo de que el resto de los 80 minutos no estuvieran a la altura. Sin embargo, logra mantener el nivel.
Entre tanto apunte, la puesta en escena resulta convencional y el guion ofrece escasos momentos sorpresivos, lo que obliga a la película a apoyarse en un Smith que, a pesar de sus limitaciones, aporta carisma.
Kramer/Jigsaw ya no se limita a ilustrar los aspectos más retorcidos de la pornotortura. Su objetivo no es la complejidad de los métodos, sino provocar que la sangre y la carne salpiquen la pantalla.
Con la complicidad absoluta de un entregadísimo reparto y una puesta en escena llena de nervio, Meddour utiliza esos cuerpos liberados para dar voz a un grupo de mujeres rotas.
El director de 'Boyhood' logra hacer reír sin perder su encanto, incluso explorando el abismo sin temor al ridículo. Se trata de una película excepcional que evoluciona constantemente, transformándose en diferentes facetas.
Jean Dujardin intenta dejar atrás su imagen de canalla encantador en este drama sobre un escritor. Quizás, y solo quizás, no era necesario tanto exceso para una historia que podría haber sido más efectiva con menos elementos.