Se tarda un poco en acostumbrarse a ver a Riley como Da Vinci, pero una vez te adaptas a su tono, resulta una serie entretenida con un montón de giros en la trama, desnudez y violencia.
Es una de las importaciones más hermosas y pulcras de Starz. Pero cuando se compara con otras series más impresionantes que han cruzado el charco, este juego elaborado parece ligeramente un farsante.
Aunque el director y guionista Graham Linehan ha logrado un interesante trío de personajes peculiares, su talento parece no alcanzar para encontrar situaciones cómicas adecuadas en las que ubicarlos.
La serie refleja la esencia de una película independiente, donde los personajes exhiben una vulnerabilidad que contrarresta sus rasgos desagradables, aunque no está claro si esto es suficiente para generar empatía.
La serie presenta ciertos momentos de humor que logran sacar una sonrisa y cuenta con un matiz agridulce. No obstante, carece de la innovación necesaria para destacarse.
A pesar de contar con un elenco atractivo, estos personajes de 'Friends' resultan algo insípidos, y no sería sorprendente que quienes se dejaron llevar por la curiosidad tras el final de 'Cómo conocí a vuestra madre' decidan no volver tras esta experiencia.
La serie ofrece momentos cómicos que logran hacer reír, pero también incluye elementos que se sienten repetitivos. A pesar de esto, el personaje de Clay destaca como uno de los más intrigantes de la trama.
Los guionistas suelen reflejar sus propias experiencias en sus obras, y la adolescencia, con su mezcla de humillación y momentos de gloria, se convierte en un campo propicio para la comedia, aunque no siempre innovador.