Una sitcom que parece lo suficientemente anticuada como para haber salido de la máquina del tiempo, y que con demasiada frecuencia parece detener el tiempo cuando estás intentando verla.
Es un concepto que seguramente generará un grupo apasionado de seguidores que expresarán su descontento por su cancelación en el próximo Comic-Con el verano siguiente.
Es la puñalada de la NBC a 'Perdidos'. Arranca con una premisa interesante, pero será su habilidad para avanzar y ofrecer resoluciones satisfactorias lo que determinará si se convierte en un verdadero fenómeno o en otra serie que cae en el olvido.
La serie casi se ahoga en su confusión mitológica. Además, invocar a los demonios en idiomas extranjeros se sentía mucho más escalofriante cuando 'El exorcista' sorprendía con sus giros y efectos.
Presenta un ritmo ágil y, a pesar de su sencillez en escenarios y efectos, muestra características de una serie de ciencia ficción reflexiva que no se toma demasiado en serio.
El resultado es sin duda impresionante desde el punto de vista visual, con generosas gotas de acción. Sin embargo, en lo que a la mezcla de personalidades se refiere, esta colorida serie tendrá que mejorar significativamente para lograr el estatus de casi leyenda.
Una comedia aceptable. Es evidente que tiene potencial, pero 'Grown-ish' necesita evolucionar para no quedar en el olvido entre tantas otras producciones.
La serie, llena de apariciones de celebridades, explora las típicas inseguridades de Hollywood y aborda la brecha generacional. A pesar de algunas secciones menos atractivas, logra ofrecer risas disfrutables en varias ocasiones.
Los productores David Simkins y Jack Kenny podrían todavía rescatar algo de este descalabro. Sin embargo, parece que han estado lidiando con sus ideas, mezclándolas sin un rumbo claro.
'Arrow' presenta un acabado atractivo, pero abusa de la acción para un drama de una hora. Los personajes, en su mayoría, carecen de profundidad y son unidimensionales, lo que limita su capacidad para mantener el interés en la serie.