Si bien hay un arco serializado en la narración, después de cuatro episodios todavía es complicado discernir cuál es el gancho principal de la historia.
La espléndida producción del director Ridley Scott no es del todo satisfactoria, a veces avanza sin rumbo fijo antes de saltar repentinamente a un plano dramático más intenso.
A lo largo de los años, Judge ha demostrado que, sin duda, sabe cómo manejar la situación, y que cuando se trata de 'Beavis and Butt-Head', el lado divertido de la estupidez es eterno.
Aunque 'Rick and Morty' no sea precisamente la materia de la que están hechos los sueños, en sus boyantes vuelos a la fantasía, revela un bienvenido intento de soñar un poco más allá.
Demostrando que incluso las cosas malas necesitan un final, la franquicia 'Sharknado' finalmente se despide con su sexta entrega. La acción, de hecho, resulta aún más rudimentaria que en anteriores ocasiones.
Una mejora modesta respecto a las películas anteriores que, reconocidamente, agotaron toda ingenuidad con sus subtítulos descarados, pero no hay ningún esqueleto narrativo real aquí, sólo cartílago blando.
Aparte de algunos momentos inteligentes, sus creadores no han logrado cerrar la brecha entre la explotación de sangre a chorro y los guiños al género de la parodia.
Una película muy divertida que cuenta con protagonistas con mucho encanto y unas canciones genialmente coreografiadas. No ofrece nada nuevo, pero teniendo en cuenta la cantidad de remakes actuales, hace un buen trabajo.
Bonita de manera florida, poco original pero sin vergüenza y con un toque cómico irreverente y sofisticado gracias al ejercicio vocal de Robin Williams.