'El club' es una película impactante y cruda, que transmite una crítica social profunda con su ironía y sarcasmo. La sensación de claustrofobia y la violencia interna son palpables, generando en el espectador una reflexión inquietante sobre lo que se presenta en pantalla.
Vinterberg describe admirablemente el acoso que sufre un hombre que ha sido acusado del más repugnante de los delitos, ayudado por el tormento y la autenticidad que transmite el actor Mads Mikkelsen, te contagia la pesadumbre ante la injusticia.
Solonz continúa presentándose como un cínico absoluto, excesivo, y experto en parodiar los traumas de la clase media. Aun así, hay quienes aún le encuentran gracia a su trabajo. Yo, en cambio, no logro entender el atractivo de este provocador prescindible.
Spielberg ofrece un derroche de entusiasmo y una producción excepcional. Ha intentado construir un gran espectáculo con la intención de revivir las salas de cine. Desearía que realmente funcionara, aunque tengo serias dudas al respecto.
¡Qué hartazgo de cierto cine distinto! Me aburro bastante viendo este presuntuoso ejercicio de estilo. La voluntad de autoría en cada plano me resulta cargante, los diálogos son tan ininteligibles como naturalistas.
Tengo la sensación de que ya sé desde los primeros planos todo lo que va a ocurrir y la forma en la que me lo van a contar. Lo que describe es triste, pero tampoco me altera demasiado.
Todo tibio, excepto Maribel Verdú. Todo pretende ser tan parecido a la vida misma, que a veces me resulta forzado. Cuando aparece ella, logro creerme casi todo, pero desgraciadamente eso ocurre de vez en cuando.
Me resulta insoportable estar hora y media en compañía de esta necia pandilla. Todo ello está descrito con la modernísima estética que caracteriza a esta empalagosa directora que siente pasión por la nadería.
Todo se reduce a una aparente intensidad emocional, con diálogos monótonos recitados por actores que parecen desprovistos de expresión, complementados por una música insistentemente desagradable. Aspira a ser poética, pero no logra transmitir nada significativo, solo un tedio que se siente interminable.
El guión es vergonzoso. Es alarmante lo que puede resultar de la Cultura al permitir que alguien involucrado en la creación de este desastre tenga influencia.
Admirando el universo del profundo y desasosegante Atom Egoyan, me siento frío y confuso con "Adoración", que resulta ser una indagación morosa y excesivamente retorcida.