Si bien el pirata interpretado por Antonio Banderas es el hilo conductor de la historia, también es donde se presentan los momentos más simples. A pesar de esto, el resultado final es bastante satisfactorio.
A pesar de contar con una premisa interesante, esta película mexicana animada presenta falencias en su guión, principalmente debido a la repetición constante de situaciones.
Un caleidoscopio visual y emotivo, que se nutre del lenguaje del cómic y se sustenta en un guion multireferencial, pletórico de acción, formidable humor y oportunos comentarios sobre la pluralidad.
Quizás estemos ante el nacimiento de un nuevo clásico para la temporada navideña. Pero por lo pronto, estamos ante una magnífica oportunidad de disfrutar un ingenioso relato.
Aventura, humor y parodias pululan en el cuarto largometraje de huevitos, para entretener a niños, jóvenes -y sobre todo papás- que no le tengan miedo al ocasional doble sentido.
En términos de producción, la animación es impecable en su manufactura, con vibrante colorido y bien definidas texturas. Sin embargo, el enfoque carece de inspiración y no logra una verdadera conexión emocional con el espectador.
Brilla por su calidad visual y sonora, mientras que los sutiles cambios subrayan el propósito original de sus creadores. Una invitación para reencontrarnos con una formidable saga fílmica.
La serie continúa siendo efectiva gracias a la adecuada evolución de sus personajes y las dinámicas que establecen entre ellos. Sin embargo, ha perdido el factor sorpresa que caracterizaba a la temporada anterior.