La película manifiesta el distintivo estilo del director bilbaíno. De la Iglesia no deja de lado la inclusión de una buena dosis de comedia, reflejada en los diálogos y en situaciones absurdas.
En defensa de Dolan, es posible que nunca haya pretendido crear la gran película que muchos esperaban, sino continuar la esencia que ha forjado en su trayectoria cinematográfica.
La premisa resulta intrigante, pero Jacquot varía de tono en múltiples ocasiones durante la película, lo que provoca que el resultado final decepcione. Sin embargo, Huppert se mantiene brillante en su actuación y merece ser perdonada por las veces que sea necesario.
El mayor acierto de la película radica en que, a pesar de seguir la obra original, decide representar el destierro de Claire no como un símbolo de incertidumbre, sino como una poderosa liberación.