Estremecedora película sobre la violencia de género. A pesar de lo delicado, íntimo y complicado que es abordar un tema así, Carolina Moscoso lo hace con su brillante perspectiva de cineasta, estetizando sus miedos y creando una obra impresionante.
Simbolismo, poesía y lirismo contrastan con la violencia que enfrentan los desheredados. Esta es una versión contemporánea de 'Los olvidados', como si Buñuel hubiera filmado su obra en la actualidad.
Con sus habituales homenajes a la Nouvelle Vague, sus intervenciones directas a la cámara y dos protagonistas en un estado de gracia, es imposible resistirse al encanto mágico y novelístico de Christophe Honoré.
Un concepto original, entre la americana ‘Boyhood’ y la francesa ‘Adolescentes’, y un creativo dispositivo, que reafirma el excelente momento que vive el terreno de la no ficción nacional.
No presenta nada innovador. Aun así, el virtuosismo estético de la fotografía, el talento de una actriz destacada y la dirección segura de la cineasta polaca aportan un encanto especial a la obra.
La película no cumple con las expectativas que se tenían del director y del talentoso Chalamet, quien se ve opacado en cada escena por sus padres, Tierney y Carell. Aunque se inspira en hechos reales, la historia se presenta con demasiados filtros, laca y maquillaje.
Metev debuta con un sobrio y delicado retrato de una familia demasiado parecida a la nuestra. Excelente película. Quizás, al final, lo más complicado sea filmar lo natural y lo ordinario.
Otra variación de uno de los temas más habituales del cine actual, con la consiguiente sensación de déjà vu, pero los personajes son casi monolíticos. 'Sparrows' no consigue empatizar con el espectador.
Lennie deslumbra, como es su costumbre, con otra de sus magistrales interpretaciones. Lerman parece haber decidio poner todas las armas a disposición de la actriz, optando por una discreta puesta en escena.
Crea una sucesión de subidones cinematográficos durante toda su primera mitad. Sin embargo, Vinterberg decide hacer una pausa e incluso retroceder, llegando a anclar en un puerto más tranquilo y conservador.
Film hipnótico de un cineasta totalmente original, una de las películas sobre el autoconocimiento más imaginativa y cautivadora del cine francés de este año.
Un luminoso haiku en forma de película. También podría haberse titulado ‘Dualidad’ debido al ingenioso juego narrativo del director. Este contraste de deseos da lugar a varias escenas de gran belleza.
Un cuento moral actualizado que recuerda a la ‘nouvelle vague’ francesa, así como una radiografía de una juventud en búsqueda de su identidad, un tema recurrente en la obra de Hong Sang-soo. Esta opera prima se presenta como una reflexión honesta, natural y sutil.
Cine comprometido, radical, energético y desestabilizador, con una cámara que parece flotar por la ciudad, una música pura poesía y unos intérpretes que, sin duda, veremos en el futuro.
Ni una sola palabra en toda la película y, sinceramente, absolutamente innecesaria. Sin duda alguna, Test superado con sobresaliente, inmensa belleza para otro de los imprescindibles del año.
La película padece de una notable condensación narrativa. Sin embargo, Hadzihalilovic conserva su esencia como cineasta que crea atmósferas, ofreciendo secuencias bellas e hipnóticas, además de tener la capacidad de captar la atención total del espectador.