La película utiliza el melodrama para eludir un enfrentamiento directo con la realidad, permitiendo que el espectador forme sus propias conclusiones sin sentirse influenciado por mensajes preestablecidos.
Aseada y solventemente protagonizada por un Miguel Ángel Solá en un papel exagerado, el tono teatral de su actuación aporta una solemnidad que contrasta con los diversos personajes que conoce en su camino.
Collardey redefine los límites existenciales de Groenlandia, explorando la compleja relación colonial que sostiene con Dinamarca, mezclando elementos documentales y ficticios.
Muccino revitaliza el subgénero de películas sobre entrenadores de equipos infantiles, transformando el legado de estas historias en una versión que recuerda a 'Mujeres desesperadas', pero con el fútbol como telón de fondo.
La película se centra en la mirada introspectiva del protagonista hacia su historia, enriquecida por imágenes de archivo significativas y, lo más importante, por su atenta y poética reflexión sobre su propia música.
El entrañable encanto de un filme imperfecto con todos sus fallos, hay algo que embruja; un encanto especial que hace fácil el discurrir de la historia.
Ficción brillantemente sostenida por Bekhti, Leklou y Bourgoin que remite a 'Sommersby' o a 'El regreso de Ashby', aunque presenta cierta monotonía en su realización. Se echa de menos un poco más de energía.
Bollaín se adentra de nuevo en el cine social, logrando una obra excepcional al entrelazar varias historias en una sola, mostrando un gran nivel de construcción y cohesión.
Lo tenía todo para ser una gran película. Sin embargo, no logra cumplir con las expectativas. Carece de la narrativa pulp necesaria y se siente desordenada, con personajes que no encajan y una trama superficial que no ofrece un mayor desarrollo.
'Trainspotting' con acento flamenco narrado en primera persona a golpe de insertos. La estrafalaria propuesta se vuelve simpática, aunque puede perderse en su propio contenido.