Mejor de lo que sugiere su premisa. El director y guionista Richard Tanne toma una idea que parece mala y la transforma en un romance hábilmente desarrollado y bien ejecutado, logrando que sus clichés resulten creíbles.
Miller-Costanzo, a través de escenas agudas, hace que estas historias comunes resulten frescas y reales. Los adultos del reparto tienen tantos matices y son tan creíbles como el guion.
Aunque le falta ambición para transformar su trama predecible en algo innovador, logra evitar la habitual autocomplacencia moral y los estereotipos. Se disfruta con facilidad.
Craven logra mantener un balance efectivo entre el suspense y el humor. Aunque no se trata de una obra de arte elevada, la película cumple con los estándares de la serie B y con la cultura popular que establece.
Es deliciosamente divertida, incluso pese a que el argumento es tan obvio que roza el punto de la estupidez. Todo es tan lujoso y seductor que no nos importa pasar por alto sus taras cinemáticas.
He aquí dos cosas que pensé que nunca diría: me ha gustado una película sobre la pesca con mosca, y Robert Redford ha dirigido una de los films más ambiciosos y logrados del año.
Un drama con imágenes deslumbrantes, actuaciones sutiles y guiños hábiles a clásicos como 'Days of Heaven' y 'Bonnie and Clyde'. Una película adorable y evocadora.
Con su sentido chejoviano de un futuro brutal atravesando un mundo elegante y crepuscular, iguala el poder evocador de los mejores trabajos de Mikhalkov.