He aquí una rareza de Hollywood: una secuela mejor que la película original. Es más ingeniosa, menos frenética y presenta nuevos y originales personajes.
Parece que ha llegado a los cines para que los padres, en busca de actividades para sus hijos durante el verano, puedan entretenerlos durante un par de horas.
Hay algunas observaciones tiernas y divertidas sobre las mascotas y nuestras proyecciones en ellos. Y la animación es expresiva. Sin embargo, el alocado ritmo resulta agotador.
Trolls no destaca por su originalidad o calidad al nivel de obras como The Lego Movie o Toy Story, ni tiene el mismo estatus que Frozen. Sin embargo, resulta ser un placer culpable divertido y desenfadado.
La película no logra superar a la original. Está elaborada sin creatividad, presenta personajes poco interesantes y cuenta con una animación bastante mediocre; el pelaje de los lobos es tan realista como un abrigo de piel de bajo costo.
No es verano hasta que no has comido tu primer Magnum o Tom Cruise ha salvado el mundo. La trama, una mezcla de 'Groundhog Day' e 'Independence Day', es realmente bastante genial.
Una película sincera y cruda que explora temas profundos de manera impactante. Las actuaciones son sobresalientes y la dirección logra transmitir emociones genuinas. A pesar de algunas inconsistencias en el guion, logra conectar con la audiencia.
Tremendamente acartonada y sin sentido del humor. Las interpretaciones son de culebrón estándar y sus escenas de sexo, suaves y elegantes, están rodadas de forma que no parecen reales.