He aquí una rareza de Hollywood: una secuela mejor que la película original. Es más ingeniosa, menos frenética y presenta nuevos y originales personajes.
Parece que ha llegado a los cines para que los padres, en busca de actividades para sus hijos durante el verano, puedan entretenerlos durante un par de horas.
La película no logra superar a la original. Está elaborada sin creatividad, presenta personajes poco interesantes y cuenta con una animación bastante mediocre; el pelaje de los lobos es tan realista como un abrigo de piel de bajo costo.
Una película sincera y cruda que explora temas profundos de manera impactante. Las actuaciones son sobresalientes y la dirección logra transmitir emociones genuinas. A pesar de algunas inconsistencias en el guion, logra conectar con la audiencia.
Tremendamente acartonada y sin sentido del humor. Las interpretaciones son de culebrón estándar y sus escenas de sexo, suaves y elegantes, están rodadas de forma que no parecen reales.
Es dulce y emotiva, pero podría ser un poco empalagosa si no fuera por Norton, quien la rebaja a la perfección con una interpretación de tremenda profundidad y empatía.
Hay muchas cosas que los niños curiosos pueden captar: la caza furtiva, las diferencias entre las vidas de los niños según el lugar del mundo en el que vivan. O pueden disfrutar de la película como una buena y divertida aventura.