Es una obra que se siente débil, además de introducir mensajes optimistas sobre la importancia de ser auténtico y superar los miedos, que carecen de originalidad.
Le faltan uno o dos buenos sustos. Pero para cualquiera que tenga la edad suficiente para recordar a Tiffany y las columnas de consejos en las revistas para chicas adolescentes, esto va a ser una agradable inyección de nostalgia.
Un estudio íntimo y eléctrico entre artista y musa. Una película cautivadora que invita a reflexionar sobre la complejidad de la creatividad y las relaciones personales.
Un western cauteloso que gira en torno al placer de observar a Harris y Mortensen en sus interpretaciones. Su química en pantalla es notable y añade un valor especial a la narrativa.
Sus sustos son bastante estándar, con nada nuevo que añadir al canon de las casas encantadas. Sin embargo, Christopher Smith aprieta las tuercas con malévola precisión.