Su película más extraña, puede que la mejor. Este es el gran acto de prestidigitación de Strickland; saca algo parecido a la conmoción de lo raro, al igual que conjura lo visceral e incognoscible de los alimentos ordinarios.
Se asemeja más a un análisis profundo de personajes revestido de situaciones absurdas, en lugar de ser una comedia insulsa que disimula un verdadero estudio de los personajes.
El hecho de que algo sea ficticio no significa que sea menos real. Con su magistral manipulación del tono y la perspectiva, Haynes se asegura de que podamos sentirlo.
Un intento fallido de crear una franquicia para Henry Golding. Las escenas de acción son poco emocionantes y carecen de la potencia necesaria para cautivar al público más joven.
Una extraña propaganda de Warner Bros. Cada uno de los involucrados parece ignorar que, al fijarse en el pasado de la compañía, están perdiendo de vista cualquier futuro que podrían tener.