Con un tono confuso y demasiado larga, la película del director Greg Berlanti acaba desperdiciando los grandes encantos de sus estrellas protagonistas.
Es difícil resistirse a esta carta de amor a un lugar y una época importantes en la infancia de Branagh y a la gente que le ayudó a tener la relevancia cultural que tiene ahora.
Sutil en cuanto a su ritmo tranquilo y gran belleza, fortalecida por potentes interpretaciones y, más adelante, salpicada por momentos de violencia estremecedora.
Recuerda a la película ‘Election’, del gran Alexander Payne; pues también hay estudiantes más listos y espabilados de lo que parecen y profesores no tan maduros ni responsables como se esperaría.
Korem no revela demasiados aspectos novedosos, pero más de tres décadas después, brinda a los protagonistas la oportunidad de compartir sus recuerdos y perspectivas.
Es tan espectacular desde el punto de vista estético que merece la pena verla. Bernstein se arriesgaba con su trabajo; eso es lo que le hizo grande. 'Maestro' habría tenido más fuerza si hubiera hecho lo mismo.