Chu es el único que logra ofrecer una grandiosa 'extravaganza' de música y danza de manera que no se pierde en ella, gracias a su maravilloso sentido del ritmo y la perspectiva, que nos mantiene cautivados y enfocados en el torbellino de la narrativa.
Harry Potter se entrelaza con Descendants y tiene un toque de Romeo y Julieta. La historia está repleta de elementos, lo que la hace un poco abrumadora.
Lo que le otorga su poder emocional es que se presenta como una cápsula del tiempo repleta de nostalgia, un breve instante de alegría contagiosa. Las bebidas son gratuitas, y la diversión bajo el sol es irresistible. ¿Quién no desearía ser parte de ello?
Es complicado determinar el público objetivo de esta película; resulta demasiado simple para los adultos pero, al mismo tiempo, cuenta con elementos que son inadecuados para los más pequeños.
Es insípida y carece de originalidad, reflejando precisamente lo que sugiere su título. Es tan común que podría parecer un nombre de filme mal traducido a un inglés simplificado.
Es una obra impresionante que logra transmitir la experiencia de presenciar los conciertos de la diosa del pop, mostrando tanto su grandiosidad como su conexión íntima con el público.
Los protagonistas, aunque carismáticos y fotogénicos, carecen de química, posiblemente debido a los personajes poco claros que interpretan y a un guion torpe y confuso.