Lo principal de la genialidad de Renoir era su talento para ocultar esa genialidad. Prácticamente cada escena de la película es impresionante de una manera u otra.
Tanto los aficionados al terror más apasionados como los teóricos de conspiraciones encontrarán sutiles indicios de la ingeniosa metáfora que casi logra emerger.
En sus momentos más destacados, Peckinpah explora una novedosa poesía en torno a la no violencia, pero se muestra inseguro, confundiendo la transformación estilística con un enfoque de dirección más comercial.
El arte se presenta como un medio de conexión profundamente influenciado por el narcisismo, y Hong Sang-soo destaca sobremanera en retratar esta ironía en sus obras.