Al potenciar el tono oscuro de su comedia y mejorar el aspecto frío de la original, Moland consigue que su excelente thriller 'noir' se destaque notablemente por encima de otros remakes aburridos y simples.
Los temas reconfortantes que implican aferrarse a los sueños y no devaluar la propia autoestima suponen una mejora esperanzadora de la norma. Y lo mejor es que hay cineastas capaces de pilotar este viaje transformador.
Con un desarrollo de personajes insatisfactorio y situaciones poco elaboradas, así como un diálogo que suena artificial, la película falla en proporcionar una experiencia realmente entretenida.
Pese a sus pequeños defectos, es un escapismo amablemente encantador y esperanzador que es tan satisfactorio como una taza de chocolate caliente una noche de invierno.
La interpretación de Taylor es el motor de la película. Sus expresiones llenas de matices destrozan corazones en momentos dolorosos, además de enorgullecerlos en los triunfos cotidianos.