Su visión del intercambio dialéctico invita al optimismo. Más verbosa que elocuente, logra el milagro conciliador de presentar una visión de la política municipal que podría agradar tanto a Leslie Knope como a Ron Swanson.
Es buena pero te ríes: James Franco presenta un conmovedor 'bromance' de 'The Room' y al mismo tiempo celebra el impulso creativo por encima del talento.
Fábula siniestra, una película que, además de no naufragar en su difícil apuesta formal, exhibe algunas de nuestras miserias más comunes sin quitarse el smiley de la cara.
Actrices extraordinarias, narración a plano por secuencia, precisión milimétrica. El verdadero terror siempre proviene de lo terrenal: la obsesión humana, ya sea impulsada por el amor o la fe.
Es una película divertida hasta el tuétano, de discurrir diáfano y hermosura visual, que, como ocurre con el buen cine para todas las edades, invita a repetirse una y otra vez según pasemos por cada fase de la vida.
Que Todd Haynes dirija 'Wonderstruck' tras una carrera tan excepcional es realmente decepcionante. Después de 'Carol', el cineasta se ha aventurado en su trabajo más accesible y orientado al público en general.
Este insólito acercamiento a la figura de Al Capone es muy concreto. El planteamiento ya es radical, pero se dispara al infinito con Tom Hardy como Capone y una interpretación indescriptible en su arrojo.
Michael Almereyda amplía la labor de Milgram (un apagado Peter Sarsgaard) tratando de evitar los clichés del biopic con un enfoque riguroso, aunque sin lograr verdaderas chispas de energía o ingenio.
Quizás esa dulce mirada a un pasado feliz explique la falta de profundidad del filme y su carga melosa, pero es insuficiente para hacer justicia a Grahame. Insustancial recuerdo de una actriz alucinante.
Escenas largas, tan ruidosas como el propio espectáculo judicial, y donde la palabras son tan importantes como los gestos y el hecho de mirarse a la cara. Pura dialéctica expresiva de los códigos de honor.
La trama se desarrolla en un marco de previsibilidad, cayendo en los clichés típicos del guion y una realización poco sustancial por parte de Brad Anderson. Sin embargo, destaca el buen desempeño actoral tanto de los protagonistas como de los personajes secundarios.