Documental de metraje y magnitud monumentales. Una panorámica en pantalla partida muestra la intricada edición y la yuxtaposición de imágenes que establece un diálogo constante entre los testimonios de los protagonistas.
El mejor debut del año cuenta con una protagonista excepcional, el encanto de la periferia, un estilo visual admirable, momentos de baile y cigarrillos. Definitivamente, deseamos más.
Película que nada tiene más claro que la confianza total en la construcción de las imágenes y el poderío de los intérpretes para sortear los borbotones de perplejidad que van surgiendo de su desarrollo dramático.
Ópera prima contundente y bien cimentada, donde aplica la receta dardenniana a las cuitas de la joven madre soltera. Planos secuencia, naturalismo, y altos niveles de empatía son características destacadas de la obra.
Este filme presenta profundas reflexiones al estilo de Malick, acompañado de visuales que evocan el género del western, con una banda sonora de Max Richter que puede hacer vibrar hasta los océanos. El alma de la oscuridad estelar de James Gray se refleja en la mirada de Brad Pitt.
Explotación decente de 'Alien'. Básica y rudimentaria, es cierto, pero robusta y satisfactoria. Se presenta como un relato de terror pulp que logra cumplir su propósito.
Humilde y eficaz producción irlandesa que se desenvuelve en aguas familiares, donde no se necesita mucha habilidad al mando para que la experiencia sea agradable.
La mejor comedia juvenil del año es a capela. El filme se destaca por su trabajo colectivo y por una diversidad de tonos que se atreve a alternar el humor escatológico con un conmovedor homenaje a 'El club de los cinco'.
No es solo una comedia de inocencia amable que coquetea con lo naif en la época de 'Breaking Bad', sino que también presenta múltiples capas de profundidad detrás de su apariencia inofensiva y sus formas resolutivas.
Un biopic de Karl Marx que resulta excesivamente burgués, plagado de los vicios y dramatismos típicos de las coproducciones europeas de prestigio. Esto lo transforma en un personaje de folletín y le resta la profundidad necesaria, impidiendo que se explore lo que podría ofrecer una película realmente buena.
Efectiva mezcla entre el costumbrismo ibérico de Berlanga y el desenfado terrorífico de un Sam Raimi entonado. Lo que hace Leticia Dolera con su personaje merece comentario aparte. Ella es la estrella radiante, autoconsciente, naif, cafre.