Parece poco probable que vaya a acelerar las pulsaciones de los espectadores. Se necesita algo más que a Shannon, Waterson y Evans para que esta historia cobre vida.
El tono funciona gracias a las sutiles actuaciones del reparto no profesional de Weinstein, que parece que trabajan de acuerdo a un guion de la vida real que se saben bien.
Los guionistas se ven limitados por una atmósfera y un uso excesivo de chistes típicos de un Los Ángeles manido. Además, sus personajes no logran superar el fugaz momento de resaca de Instagram, atrapados en un mundo de flashes de celebridades en línea.
No será una película que elijas por su estilo, a menos que aprecies una estética áspera. Sin embargo, la trama está llena de detalles intrigantes que resultan cautivadores.