Las actuaciones son sólidas, las imágenes son competentes y la banda sonora es efectiva. Pero Rumley no tiene los recursos ni la amplitud de miras para hacer justicia a su ambición.
Al evitar de forma decepcionante los temas más potentes que plantea, podría ser un retrato ligera de la Bella Francia. Pero su tierno encanto es casi irresistible.
El guion parece desorientado y la dirección resulta monótona. Es sorprendente pensar que un elenco de tan alto nivel, con múltiples ganadores de premios Óscar, pueda ofrecer interpretaciones tan deficientes.
Con gran parte de la acción a un ritmo frenético, acompañada de bandas de instrumentos de viento o de gitanos, esto es tan impresionante como desconcertante.
La película presenta canciones que no logran dejar una huella duradera y una trama insípida que aspira a ser más significativa. El resultado es una sensación de decepción.
Ofrece observaciones interesantes sobre la vida y la personalidad del primer hombre que pisó la superficie lunar. Fairhead hace un buen uso del material de archivo.
Puede que esta epopeya de la dinastía Ming de 1967 carezca de complejidad argumental y de espectáculo de época. Pero el enfrentamiento en una remota posada está salpicado de tensión.
Un poco escasa en cuanto a humor se refiere, esta curiosidad está compuesta por ideas que cobraron cierta relevancia cuando se dio a conocer su ruptura con la coprotagonista Mia Farrow.