Por desgracia, la torpeza titulada 'Every Thing Will Be Fine' se siente más como un escaparate para un expresivo trabajo de cámara que busca forzar los límites de la cinematografía, en lugar de ofrecer una narrativa sólida. Es un fracaso desconcertante.
Es un extraño cruce entre una película épica de la Segunda Guerra Mundial con sus clichés del género y una actualización moderna cuya meticulosa recreación histórica resulta aterradoramente real.
Si hay alguna moraleja en esta historia sobre amor gay adolescente, es como se contraponen los pequeños dramas humanos a los derramamientos de sangre y la injusticia de la Historia.
Tiene los mismos personajes encantadores y el trabajo artístico deliciosamente detallado de su predecesora, pero al cambiar el componente ci-fi por una historia de mitos mágicos, pierde un poco de cuota.
Estilosa pero convencional, la luminosa presencia de la recién llegada Scoccia sostiene la película, aunque su rebeldía adolescente por su pasado sin privilegios resulta bastante típica como personaje.
Nostálgico pero no lacrimógeno, retrata la desaparición del estilo de vida rural y tradicional en Italia. Su tono transita de manera intrigante entre el sueño y la realidad.
Un verdadero filme de Naomi Kawase. Es, al menos durante su última hora, una emotiva dramatización del sentimiento maternal y podría hallar nuevos fans para la directora japonesa.
Las interesantes actuaciones rescatan a una historia irregular. Muestra una mayor confianza con los actores y la escenificación. Su historia convencional resulta decepcionante, ya que avanza hacia lo predecible.
Tombuctú evoca aventuras exóticas. Sin embargo, tras experimentar el devastador drama de Abderrahmane Sissako, es más probable que se asocie con los excesos del fundamentalismo islámico.
En general, es entretenida, pero hay algo que no acaba de funcionar. Al final, lo que sabemos de los personajes es lo mismo que en una película convencional, pero aquí no hay recompensa emocional.
Ver cómo asesinan a prostitutas alcohólicas cuenta con la mórbida fascinación de las historias de crímenes basados en hechos reales, pero la implacable desolación de Akin será excesiva para muchos espectadores.
Conmovedora y envolvente. Aunque no presenta un tema muy original, las destacadas actuaciones de Lubna Azabal y Nisrin Erradi logran transmitir una emoción desgarradora.
Un impresionante debut como directora de la actriz italiana Valeria Golino, quien utiliza su experiencia para crear sofisticadas y efímeras imágenes, cuidadosamente elaboradas por el director de fotografía.