Cine inteligente y entretenido moldeado con ironía, generosidad, rabia y un puro optimismo que agradará al público. Sobresaliente interpretación de la actriz palestina Hiam Abbass.
Con un reparto que mezcla indios y occidentales, convierte esta historia real de un caso que cambió la ley británica en un melodrama -en el buen sentido de la palabra- al viejo estilo.
Una película de género inusualmente inteligente que se las arregla para mezclar terror de gran calibre y drama judicial. Se ve reforzada por la buena actuación de Laura Linney
Koreeda presenta la vida interior, espiritual y emocional de los niños con sensibilidad y sutileza. La magia de la película reside en su enfoque informal a los detalles.
Brad Pitt escala montañas y conoce al joven Dalai Lama, pero no logra involucrar a la audiencia durante gran parte del recorrido. Las escenas entre Pitt y Kundun son las que realmente aportan la fuerza emocional a la historia.
Una combinación entretenida de efectos especiales impactantes, sutiles guiños a la película de Landis y sorpresivos instantes de terror que alteran el tono humorístico.
Si piensas mucho en ella, no se sostiene del todo. Sin embargo, Marshall logra mantener el interés al demostrar que su objetivo es ofrecer un entretenimiento bienintencionado, a pesar de contar con un presupuesto limitado.
A pesar de ciertos giros argumentales ingeniosos, el resultado final se siente artificial, al igual que los acentos estadounidenses de Pegg y McElhone.
Una actuación sobresaliente de Skarsgard aporta una profunda emotividad y dignidad a la cinta, que se convierte en una conmovedora exploración de la lucha de un artista en un contexto totalitario.