La premisa sencilla se enriquece gracias a las sólidas actuaciones y a una travesía física que resulta más cautivadora que la profundidad emocional de los protagonistas.
Una intrigante vuelta de tuerca al género policíaco británico que es más una serie de sólidas interpretaciones que un drama de personajes totalmente trabajado.
Un buen elenco con Charlize Theron y Kim Basinger acompaña una producción técnicamente destacable, pero al final resulta ser un ejercicio de guion que carece de conexión emocional.
Retrato de una familia británica contemporánea que se aleja por diferencias generacionales, acaba siendo un brebaje incómodo de demasiados gustos y temas en competencia.