Conviven dos películas distintas. Una es elegante y sutil, mientras que la otra resulta algo exagerada. La película logra funcionar mucho mejor cuando contempla a sus personajes con calma que cuando manipula los conflictos.
Ozon logra algo tan difícil como hablar con lucidez de la diferencia y la identidad no solo sexual, desde la más absoluta y irresistible extravagancia.
Es una película gozosa. Esencialmente por una cuestión de placer estético, pero no tiene la fuerza suficiente para sostener el despliegue visual y la potencia de sus actores. Le sobran tópicos y le falta gracia.
Una apuesta por el disparate y la incorrección que choca con la comedia más domesticada. Cómo no celebrar la llegada de una comedia tan comprometida con el delirio.
Pese a su encanto y sus aciertos, el film reduce su potencial a un conflicto demasiado sencillo, se encalla en un texto agotador y se disuelve cuando la amabilidad desactiva su mordiente.
Cronenberg disecciona Hollywood con la misma precisión y de forma tan invasiva y abrasiva como lleva haciendo toda la vida con el cuerpo y la mente de sus personajes.
Funciona en su diseño original de personajes, los cuales están muy bien interpretados y la serie destaca cuando sus creadores optan por el humor minimalista y aprovechan el gag visual.
El desarrollo es previsible y los diálogos en ocasiones resultan sonrojantes. Sin embargo, su premisa tiene encanto, la dirección es adecuada y Aitana sostiene la película con aparente facilidad.
Una precuela algo renqueante. Inferior a las otras dos. Mantiene varias cosas buenas de aquéllas: el concepto, la mitología, los bichos. Sin embargo, le falta brío, tensión y sorpresa.
Un uso personal, ingenioso y muy vistoso de la pirueta narrativa. Van Dormael convierte en un precioso cuento animado las distintas etapas de la vida de una persona.
En esta obra de Alanis, el conflicto entre el cuerpo y el espacio se presenta de forma desnuda, permitiendo a Berneri trazar un retrato claro de mujeres en movimiento.
Lo que se intuye como un capricho en la filmografía de Gaspar Noé resulta ser, en realidad, una de sus más destacadas creaciones, ofreciendo una de las crónicas más certeras, incisivas y surrealistas sobre el proceso de hacer cine.
El director de '3 bodas de más' vuelve a mostrar su talento para identificar el potencial cómico de los actores, llevándolos a explorar nuevas dimensiones en su actuación.
La pena es que no se exploran en profundidad los temas más complejos del relato, limitándose a tocar la superficie y enfocándose en aspectos más evidentes.
El director establece un tono claro y presenta situaciones impactantes y brillantes. Sin embargo, la reiteración constante de ciertos elementos, en lugar de agudizar la sátira o transmitir la angustia, puede resultar evidente y algo tediosa.
Fuqua destaca por su representación de las complejas relaciones entre la policía y el crimen, y por la narrativa de los personajes. Su relato es impactante y auténtico.
Una propuesta más chiflada de lo que insinúa su arranque, seco y de insólita brutalidad, el director se desprende paulatinamente de la verosimilitud para levantar un irresistible cuento macabro con fugas a un terror casi verbenero.
Cine de denuncia amable y eficaz. Destaca por su claridad y la apuesta por la emoción sincera. Sin embargo, se echa de menos una presentación más profunda de los personajes y una recreación de la época que no sea tan rígida.
Pespunteado con ambiciosas secuencias de acción, el filme incluye pasajes filmados con elegancia y energía, así como diálogos introspectivos que aportan profundidad a la trama.