Son todo frases ingeniosas y gags visuales. Su preocupación temática apenas tiene importancia a nivel subatómico. Si te llevas algo de esta película es porque tomaste notas o porque simplemente eres raro.
Es algo así como un cuento de hadas urbano, una historia sorprendentemente encantadora que, en algunos momentos, casi se cristaliza con la dulzura de un musical de Mickey Rooney y Judy Garland.
Está llena de personajes extravagantes, solitarios, extraños o retrasados. Hay algo intensamente honesto en ella. Pero hay algo igualmente prefabricado.