Los 840 minutos elevan a un nuevo nivel varias de las ideas presentadas hace diez años en 'Historias extraordinarias'. Llinás creó otro admirable artilugio cinematográfico, repleto de matices, imperfecciones, zonas seguras y momentos arriesgados, así como toques de capricho y belleza.
¡Sálvese quien pueda! es una sátira que explora la sensibilidad de la generación Y, al tiempo que reinventa elementos del cine de ciencia ficción y horror alienígena, manteniendo siempre un enfoque amable y sensible.
Dos familias descubren que sus hijos fueron intercambiados al nacer. El director japonés retrata el dolor y las incertidumbres que esto genera en padres e hijos, manteniendo un tono sereno y evitando exageraciones emocionales.
La maravilla en forma de miniatura de Sciamma describe el final de una definición posible de inocencia a partir del concepto de duelo, apoyada en la precisa dirección de las hermanas actrices Joséphine y Gabrielle Sanz.
Ratifica la gran belleza, sensibilidad y profundidad de su cine. Kawase regresa a su ciudad natal, narra una historia sobre la vida y la muerte, el dolor y la alegría, el baile y la vida familiar. Sin dudas, una pequeña obra maestra.
Logra transmitir el dolor de la pérdida y hacer sentir el punzante aguijón de la culpa de manera intensa y agotadora, mientras explora el complejo vínculo entre la sociedad, la familia y el individuo. En este sentido, la película se presenta como una tragedia moderna.
Una profunda exploración de la soledad y la búsqueda de conexión emocional, que aborda la compleja naturaleza del afecto y el intercambio de sentimientos, ya sean estos tangibles o abstractos, veraces o ficticios.
'Ray & Liz' evoca, en ciertos instantes, el estilo del primer Terence Davies. La película provoca una sensación de compasión y, más que nada, convierte la experiencia autobiográfica en una narración con resonancia universal.
La protagonista de 'La boda' enfrenta decisiones complejas, similar a los personajes de los hermanos Dardenne. Sin embargo, la película destaca principalmente el conflicto cultural y religioso entre las diferentes generaciones de inmigrantes.
La película se aleja de las rutas comunes de la narrativa convencional y opta por un enfoque que se asemeja más a un esbozo, dejando detalles incompletos pero llenos de características y matices.
El trabajo de Andrés Di Tella se presenta más como un ensayo cinematográfico que como un documental convencional. Aborda temas como la memoria, los lazos familiares, el paso del tiempo y los deseos tanto personales como colectivos, utilizando el cine como un diario íntimo.
El film se queda corto al no trascender sus propias limitaciones, aunque la directora consigue capturar instantes de ternura a partir de la realidad más cruda.