La película logra un balance perfecto entre la humanidad y los impresionantes dispositivos tecnológicos, ofreciendo un drama bélico que se afronta con seriedad y creando escenas de suspenso realmente impactantes.
El film, producido por el propio Le Carré, obliga al espectador a esforzarse para seguir su compleja trama y a aceptar algunas convenciones, pero la tensión y el suspenso crecientes y la actuación de Philip Seymour Hoffman lo vuelven imperdible.
Las escenas de terror carecen de intensidad, el elenco resulta poco carismático y los decorados no aportan originalidad, lo que convierte a esta producción en una experiencia inquietante pero fácilmente olvidable.
A pesar de la atención al detalle, es difícil para el espectador conectar con una narrativa tan distante y minuciosa. Aunque la producción es de calidad y las actuaciones son sólidas, resulta lamentable, ya que la historia tenía el potencial para ser mucho más impactante.
La trama, con un ligero guiño a Hitchcock, da inicio a una secuencia de eventos emocionantes y bastante divertidos, aunque no soportan un análisis profundo.
La música de estilo oscuro y más rockera que las bandas sonoras convencionales de terror contribuye a que esta versión de Caperucita sea una película original y digna de ser vista.
Aunque mejor que la entrega anterior, “Hitman” se siente más como un anuncio de sus elementos. Hanna Ware destaca como el personaje más humano y agradable de la película.
Bridges realiza una actuación excepcional, que por sí misma valida una película cuya idea es una reinterpretación bastante novedosa de "Un mundo feliz" de Aldous Huxley.
La película argentina dirigida por Christoph Behl carece de elementos de terror genuinos. Sin embargo, hay que reconocer que su ambicioso enfoque sobre zombies tiene momentos de buena dirección.
Un film repleto de conceptos, aunque en ocasiones carece de coherencia, que resalta la habilidad de los hermanos Wachowski, especialmente en sus segmentos futuristas.
Espléndida fábula, esta pesadilla no ofrece muchas pistas ni explicaciones en medio de maravillosas secuencias llenas de horrores surrealistas y abundantes dosis de gore.
Aporta detalles interesantes relacionados con tópicos como el bullying adolescente, pero lo que lo salva son las buenas actuaciones, empezando por la excelente Rebecca Hall.
Esta pensada para poder escapar del género en forma intermitente, postergando la próxima escena de tensión y crímenes sexuales con conflictos familiares, estudiantinas pueriles, erotismo light y enredos amorosos.
Un intento de fusionar géneros que a veces resulta en situaciones divertidas sin querer, ya que el director, conocido por su trabajo en 'Mi pie izquierdo', parece no dominar el desarrollo de una narrativa con elementos sobrenaturales.