Los creadores de este documental, que utiliza material rescatado, comprenden el poder de la personalidad de sus protagonistas. Su enfoque ofrece una perspectiva única que invita a la reflexión.
Más allá de ser retrógrada, es anacronística en el contexto de su formato de distribución. ¿Por qué aquí todo el mundo parece atrapado en una cadena de montaje?
Un testamento sobre las políticas de recortes y el consumismo como un bálsamo. Lo más inquietante de la película es que revela lo poco que hemos evolucionado como cultura.
La historia de Baron es bastante directa y superficial, lo que limita la exploración del interior del protagonista. Sin embargo, logra resaltar los aspectos más vacíos de Nueva York.