Es destacable ya que Favreau estableció el tono que caracterizaría a este millonario, impregnándolo de un notable sarcasmo y mostrando de manera constante que Stark/Iron Man es profundamente humano y, en consecuencia, susceptible a cometer errores.
Logra algo singular para su género: tras unos minutos de presenciar nula actividad neuronal en tres de los cuatro protagonistas, uno inmediatamente se pone del lado del fantasma Charlie y sus instintos de eliminar las malas líneas y actuaciones de pantalla.
Santiago Mitre, el director, demuestra un enfoque técnico sobresaliente. Su propuesta estética, que puede parecer ambigua, podría ser malinterpretada. En mi opinión, la película tenía el potencial para ser una obra maestra, pero se quedó atrapada en su propia ambición.
Tensión realista, profunda emoción y enfoques inesperados junto con un manejo del tiempo excepcional son algunos de los logros destacados de esta película.
Con un enfoque humano y profesional asombroso, se cuentan acontecimientos con gran intensidad. En ciertos instantes, recuerda a la película 'Todos los hombres del Presidente'. Un trabajo verdaderamente admirable.
Hecha con la sensibilidad de un mamut pisando huevos de codorniz, claro esto no es el mejor cine, pero por lo menos contiene los elementos para convertirse en un referente del cine bizarro y de culto por sus disparatadas ideas.
Lo que se muestra externamente es una fórmula predecible, respaldada por tres grandes actores. Sin embargo, en el trasfondo se encuentra una crítica al mercado y al capitalismo desmedido, algo que no es fácil de expresar.
Un director con un estilo visual formidable y maduro, un artista capaz de esculpir un aparente melodrama para darle una grandeza fílmica como pocas veces se puede ver. Una gran y fuerte película que no te suelta hasta su último segundo.
Una obra de Cronenberg que resulta más seca en comparación con su anterior etapa con Viggo Mortensen. Sin embargo, a pesar de su cierta pretensión intelectual, logra ofrecer una arriesgada y visionaria reflexión sobre nuestra realidad.
Resulta un viaje por la autopista de una triste nostalgia: un bello diaporama y una colección de imágenes que podrían ser recuerdos -de cualquier adulto- de una infancia perdida, pero inocente pese a todo.
Con una estética retro futurista más refinada que en la primera película, esta secuela no solo respeta el legado del filme original, sino que también expande una idea fundamental de la ciencia ficción: el futuro está más cerca de lo que pensamos.
Sin desmerecer el cine de entretenimiento, se espera que una película así funcione como un sólido 'peso mosca' en su categoría. Debe ser un producto que realmente ofrezca esa diversión.
Este es un excelente tour de force que se desarrolla en una única locación. La película se construye en torno al suspenso, con un guion excepcional y siempre innovador de Shyamalan.
Delicada puesta en escena, sin mayores artificios, 'Lady Macbeth' funciona como una operación exitosísima de cine arte, validado además por la entrega de una protagonista soberbia: la joven Florence Pugh.