Nunca llega a destacar en un sentido cinematográfico, pero brilla en el despliegue de intérpretes. Con más convicción y brío que talento e innovación, Hood sirve un 'thriller' político de aires clásicos.
Pope nos sumerge en la aterradora experiencia del ataque, sin intentar representar lo ocurrido ese día. Su objetivo es acercar a la audiencia al horror que experimentaron las víctimas en el islote.
'Moneyball' es al deporte lo que 'El ala oeste de la Casa Blanca' a la política, un retrato detallado de lo que sucede tras las escenas del juego. Aquí, el ritmo es impulsado por los intensos diálogos entre los gestores en lugar de las hazañas de los jugadores.
Insólito 'biopic' que se acerca a la autora de 'La maldición de Hill House', difuminando las fronteras entre la experiencia real y el universo de ficción.
Ferguson dirige la película de manera similar a como un fiscal presentaría un caso criminal, lo que puede hacer que el espectador se sienta abrumado por el exceso de información. Sin embargo, es digno de destacar la cantidad y calidad de personas que logra entrevistar.
No es una mala película si dejas de lado quién la produce. Sin embargo, es decepcionante como un posible cambio de dirección por parte del estudio detrás de 'Mi amigo Totoro' y 'La princesa Mononoke'.
Una película atractiva de base que sin embargo se tambalea a la hora de desplegarse como narrativa. Su apuesta por un filme atmosférico choca con la progresiva acumulación de sustos fáciles.
Es David Lynch quien lleva a su máxima expresión la idea de Los Ángeles como contenedor del imaginario idealizado del cine y al mismo tiempo de su reverso siniestro en 'Mulholland Drive'.
El director presenta su obra más accesible y cálida, manteniendo su inclinación hacia lo absurdo. Realiza una espléndida resurrección de un género que parecía extinto: la comedia de colegas.
Ueda sabe contagiar al espectador la energía y la capacidad para resolver situaciones complicadas en esta comedia de zombis. Se convierte en una celebración del cine pensado, realizado y disfrutado de forma colectiva.
Mánver otorga poderío a este perfil femenino tan invisibilizado, que a través de su interpretación se apodera de toda la película, mientras que Ortega defiende la pulsión vital recobrada de la mujer como un reencuentro feliz con ella misma.
Las cineastas presentan un imaginario distintivo, al que le añaden un inusual matiz de comedia absurda, evitando en todo momento el cinismo fácil y deshumanizador.
A pesar de algunas escenas espléndidas, la película peca de una excesiva autoindulgencia al retratar al artista como un hombre atormentado, lo que también señala un punto de saturación en la filmografía de Desplechin.
Es ante todo el retrato de una perfecta villana que se alinea de forma algo desactualizada con esos 'thrillers' adrenalínicos y cargados de humor negro del cambio de siglo. En su tramo final, pierde fuerza.
Porumboiu presenta su película más accesible, adoptando en parte elementos del neonoir. Se trata de un thriller internacional que busca llegar a un público amplio.