Film de desarrollo tan impecable como brillante, sus cinco primeros minutos son ya una verdadera lección de narración alambicada pero tremendamente clarificadora. El resto sigue la misma tónica.
El film, dirigido con habilidad por un antiguo encargado de efectos especiales, presenta una historia de romanos al estilo de Steve Reeves, llena de combates, discursos ante tronos y batallas con extras digitales. Es una notable representación del péplum tardío.
Un film que combina el tono crepuscular con el crítico. El resultado es una obra irregular pero atractiva, en la que unos trazos algo difusos se acaban perfilando nítidamente, moviéndose entre la nostalgia y la acidez.
El film de West es una auténtica obra maestra visual que, en lugar de ser una simple copia femenina de Indiana Jones, nos presenta a una superheroína que sigue la mejor tradición de las películas de James Bond.
El enfoque de la película muestra cierta destreza. Aunque la producción es competente, se limita a seguir las normas del género, pareciendo un telefilme con un presupuesto más elevado de lo habitual.
Brillante adaptación. Alternando hábilmente un registro finamente irónico con otro ligeramente melancólico, Edwards logró uno de sus mejores trabajos. Una comedia tan amarga como lúcida.
Deliciosa comedia sentimental. Lubitsch optó por un enfoque más sensible en vez de la mordacidad habitual. La maquinaria dramática opera con una precisión casi perfecta.
Memorable comedia. El astuto ingenio del guion de Charles Brackett y Billy Wilder fue presentado de manera brillante por Hawks, quien exhibió su faceta más divertida.