Entretenida y amable comedia romántica que aborda los choques culturales dentro de la familia protagonista, sin que los conflictos sociales y raciales adquieran una gran dimensión dramática.
La acción se desarrolla rápidamente y se presentan otros superhéroes de Marvel. Sin embargo, se utiliza un argumento que incluso los guionistas parecen no entender completamente.
Una cinta romántica y de equívocos que se propone desdramatizar los conflictos y mostrar la normalidad de los amores juveniles. está muy por encima de las habituales farsas escolares.
Mimetizando sin pudor temas, situaciones y personajes vistos en 'El corredor del laberinto', 'Los juegos del hambre', 'Divergentes' y demás fantasías. La inconsistencia del argumento se agrava en cada giro del guion.
Siguiendo la tradición de la comedia, la trama se desarrolla en un contexto donde todo sale mal, aunque finalmente se torna hacia el drama. Es, en general, un entretenimiento ligero.
Un drama poco conmovedor que recurre a situaciones previsibles y con una sistematización que tiene mucho de retórica se guarda información sobre personajes y situaciones.
Comedia costumbrista de comicidad frustrada; la timidez del enfoque no consigue que los tropiezos profesionales ni los enredos sentimentales resulten divertidos. La protagonista parece más bien una presentadora de sus entrañables y peculiares familiares.
Una mezcla de las dos entregas de 'Break-dance', de 'Flashdance', 'Fama' y 'Espera al último baile', presenta una concepción y un estilo que perpetúan la simplicidad del musical más antiguo e ingenuo.
Lo que ocurre es incluso más decepcionante de lo que se anticipaba, y los personajes parecen ser una mezcla de clichés de comedias anteriores y más logradas. Los chistes de índole sexual parecen pensados para una audiencia juvenil poco madura.
Imaginativa, gamberra, cinéfila, siniestra y brillante. Jennings se establece como el equivalente británico de Tim Burton en una historia que combina elementos autobiográficos, realistas y fantásticos.
Un cuento diferente. Los efectos especiales y la dirección artística destacan por su perfeccionismo, aunque carecen de la inventiva necesaria para crear paisajes y criaturas realmente fabulosos. Por otro lado, la narración es creíble y los niños resultan simpáticos.
Con una austeridad adecuada, logra transmitir una sensación de claustrofobia. Su narración es muy sólida, sin depender de las truculencias comunes en este tipo de dramas.