Lo que la hace tan buena es que no tiene miedo de sus sentimientos. Aborda temas emocionales complicados, como la depresión, el suicidio, el sexo y el amor con una honestidad directa.
Una fantasía tierna y lírica llena de imágenes atractivas y personajes originales. Liang y Zhang descubren inocencia y emociones sinceras en las lecciones duras de la vida.
Aunque el entendimiento gradual de nuestro héroe de que tiene mucho por lo que vivir es obvio desde el principio, sigue siendo un viaje agradable de peón a rey - espiritualmente hablando.
No se sabe si Branagh realizará más filmes de Poirot, pero esperaríamos que aún queden más historias por contar. La dirección y la interpretación son destacables, logrando una atmósfera intrigante que atrapa al espectador desde el inicio.
Si bien tiene sus momentos y logra provocar algunas carcajadas, se nota que se esfuerza en exceso por agradar. Sin embargo, al menos hay un intento de ofrecer entretenimiento.