El director Michael Sucsy y el guionista Jesse Andrews logran mantener el interés de la narrativa sin caer en un mensaje excesivamente empalagoso, apoyándose en el elemento fantástico de la historia.
El planteo es tan anticuado que sus responsables echaron mano de la corrección política para actualizarlo. Además, las constantes referencias a otras series y películas no aportan nada relevante. Y, seamos claros, hay un infantilismo y una falta de profundidad general que perjudican la obra.
Aquí el inconveniente está en un guión que, luego de un comienzo aceptable, toma un rumbo errático y da unos giros que arruinan lo bueno que se había construido hasta entonces.
La opera prima de Santiago Esteves se propone ser, a la vez, un policial y una película de iniciación. Y consigue funcionar en los dos terrenos, apoyada en un guión sólido y las creíbles actuaciones de todo el elenco.
Quizá lo más saludable sea no buscar significados y dejarse llevar. Relajarse y dejarse envolver por el asombro. De lo contrario, solo queda sucumbir al tedio y la irritación del sinsentido.
Hasta la mitad, esta película portuguesa transita por la intrascendencia. Sin embargo, antes de que lo notemos, la fantasía empieza a dominar y convierte el relato en un encantador cuento de hadas inesperado.
Hansen-Love, que inicialmente planeaba realizar dos películas, ofrece una única obra que se siente excesivamente extensa y que aborda el tema del estancamiento. Las situaciones se repiten de forma cíclica, creando una sensación de bucle interminable.
Insoportablemente didáctica, alterna escenas lacrimógenas con otras de dudosa comicidad. Romper la adopción de niños es encomiable, pero transformar una película en un panfleto sobre el tema quizá sea demasiado.
La combinación de géneros es generalmente efectiva y deseada; sin embargo, en esta ocasión se notó una falta de equilibrio. Las lágrimas y la sentimentalidad acabaron por consumir el suspenso y el miedo.
En este impactante documental, el director austríaco Ulrich Seidl retrata las experiencias de un grupo de turistas europeos, utilizando únicamente imágenes y testimonios de los cazadores. La ausencia de una narración en off y el tono seco y escéptico elegido por el director intensifican el horror de la historia presentada.
A pesar del dramatismo de los temas que aborda, la película se cuida de caer en la solemnidad: la fina línea que separa tragedia de comedia está hábilmente trazada.
La película brilla en sus momentos cómicos, pero pierde fuerza en las escenas dramáticas. Las historias y secuencias están marcadas por un tono poco convincente, lo que impide que logren conmover al espectador.
Como ocurría con la original, 'Intratables' camina por la cornisa de la sensiblería, pero no se cae. En su intento por divertir, emocionar y brindar una lección de vida, algunas escenas rozan la cursilería, aunque la película logra cumplir su objetivo sin caer en golpes bajos.