La dirección logra crear un ambiente tenso, sin embargo, el débil guion y la exagerada actuación del sacerdote interpretado por Steiger destruyen el escaso suspense que podría haberse mantenido.
Una adaptación fascinante de la obra de HG Wells. Rains, con su voz nítida y sutilezas en la interpretación, tuvo la fortuna de destacarse, lo que lo llevó a convertirse en una estrella.
El mensaje sobre la complacencia que se ve afectada por el caos y la incertidumbre es habitual, pero los inesperados giros del brillante guion logran captar el interés del espectador.
Al mismo tiempo anecdótica y reveladora, ilumina las catástrofes que asolaron el proyecto en particular y muestra, a través de la comparación, lo que se ha perdido en el cine americano desde los 70.
Es bastante placentero, sin embargo, al compararlo con las comedias de Hawks que abordan las luchas entre sexos, a menudo se siente un tanto simple y sin profundidad.