Es un filme de trascendencia, porque cualquier obra aún con los bemoles de un maestro como Ridley Scott, siempre estará muy por encima de cualquier manufacturero de los que hay ahora.
Bradley Cooper brilla con un papel destacado y su actuación es impresionante. Sin embargo, parece que deja de lado el conjunto de la obra. Esto no es lo que se espera de un artista genuino.
Es un filme de rebeldía. Deconstruye personajes históricos, para hacer una valiente metáfora sobre la libertad y la rebeldía. De lo mejor que se ha visto en fechas recientes.
Testimonio de memoria audiovisual de la azarosa vida de Val Kilmer, el dolor se convierte en humanidad, ironía, cinismo y vulnerabilidad que el espectador ve con cierto gusto culposo.
La película es una fuerte reflexión de lo que sucede en un país cuando se atenta contra la libertad de expresión. Sobre todo si el golpe llega desde las alturas del poder.
Resulta la coronación de que todo lo que huela a remembranza requiere un revisionismo, recubierto con una tersa curiosidad mórbida que no es del todo satisfecha, pero que nos hace pasar digamos, un buen rato.
'Bellas de noche' ofrece una visión sin tabúes de una realidad mexicana que algunos sectores culturales prefieren ignorar. Este aspecto representa uno de los mayores logros de la película: el reconocimiento de una parte de nuestra identidad. Aunque puede considerarse una reacción elitista hacia lo popular, demuestra un indiscutible dominio del arte
Un filme más bien amable, ligero, pero nunca, hay que aclarar, apologista. La película tampoco es estrictamente biográfica. Es el relato, con todo lo que de ficción lleva este, de una hazaña. Eso sí, profundamente humana y conmovedora.
La latinización en ciertos momentos parece más un producto televisivo, lo que afecta la calidad general. Sin embargo, a pesar de no ser una producción destinada al cine, destaca con una buena fotografía y un elenco muy atractivo.
El personaje femenino, Valentina, carece de la transgresión y parodia necesarias para una comedia efectiva. En lo que respecta al humor político, debería haber frescura y audacia, pero en cambio se presenta complacencia y estereotipos.
Es un trabajo medio del director, como ya es su costumbre, y que en los noventa, hubiera sido tal vez una obra destacada. No siempre lo que fue un blockbuster en el pasado funciona en la actualidad.
Es una historia que presenta una clara metáfora social y política, al mismo tiempo que se desarrolla como un relato de crecimiento personal místico e inquietante. La película evita ser excesivamente efectista, lo que se agradece, y se mantiene a través de silencios, creando ambientes que perturban y generan inquietud.
Un Spaghetti western pulcro y sin tacha es lo que se presenta en este remake. Es una oportunidad para que los millennials comprendan que su gurú Tarantino no fue el pionero en este género.
Puede ser vista con las estrechas miras de la coyuntural, pero es hacerle poco favor a una comedia, trágica pero comedia, que pone su mirada en quien la ve: el público insatisfecho de diversión y vacío.
Si te atrae la historia, vale la pena verla. Si disfrutas de los clásicos, la disfrutarás aún más. Incluso si no estás familiarizado con el material, hay momentos de intriga y acción que son realmente destacables.