Es el cine que siembra la duda y evita otorgar respuestas en las sociedades idílicas, que tiene la agudeza e inteligencia de confrontar ante el espectador a dos generaciones en sus pulsiones pero sobre todo omisiones y fracasos aún remediables.
Pereda se inclina en lo que en apariencia inicia como una sobria historia de costumbrismo y monotonía por una línea lúdica. Idea demasiado intelectual y pretenciosa, que no logra llegar con fortuna al ejercicio visual.
No hay doble juego o intenciones ocultas: cumple lo que promete ser y lo hace con serenidad y sin arrojo. La sobriedad es su mayor bendición y su peor maldición.
Irreprochable adaptación y puesta en escena. Buen resultado del talentoso Sneider. Se extraña la ligereza y desparpajo del texto de José Agustín. Aunque la película está bien lograda, se percibe cierta formalidad.
Hay que ser justos con 'Acapulco la vida va'. La película cuenta con un guion sólido y un elenco talentoso, pero carece de ese toque especial que convertiría la obra en algo excepcional. El resultado es una producción con altibajos que, aunque no es fallida, deja al espectador con una sensación de que podría haber sido mejor.
'Recursos humanos' resulta una comedia pesadillesca ambientada en entornos asfixiantes que consigue despertar empatía hacia su protagonista, a pesar de su carácter lamentablemente patético.
Es una muestra de una apuesta cinematográfica íntegra. En algún punto es la esperanza de la belleza, lo inquietante que puede ser el lenguaje cinematográfico.
Su desparpajo en todo momento es su principal fortaleza. En realidad, resulta un entremés ligero, para pasar un rato entretenido y que es tan saludable como una rebanada de pizza.
La historia de Bong Joon-ho no perdona a ningún personaje. En esta película, no hay lugar para la reivindicación social, ya que todos los personajes son representantes de las fallas familiares del postmodernismo, situados en una aguda comedia del arte.
Más allá de su aparente ligereza, la película reivindica cinematográficamente al mexicano feo. Su adecuación narrativa le otorga un atractivo especial. El filme protagonizado por Adrián Uribe, en este sentido, logra captar el interés del espectador.
Secuela del filme homónimo de 2013, se siente más manipuladora y poco genuina. A veces roza la autoparodia al exagerar una premisa interesante para transformarla en una franquicia. En definitiva, el encanto de la idea original se ha desvanecido.
La construcción cinematográfica que utiliza Colomer enriquece su obra. Nos presenta un testimonio humano sobre la vida de un niño, pero, ante todo, es una celebración del cine en su forma más pura.
Un filme que no logra representar adecuadamente el canon del género. A pesar de esto, se mantiene en pie y cuenta con algunos momentos de tensión que destacan, aunque no son suficientes para elevar su calidad general.
Decanta por un sutil cinismo y ausencia de formalidad que no sólo mueve a cierta nostalgia sino a una curiosidad alegre y por fortuna en algún punto hasta mal sana.
La serie efectúa una profunda exploración, particularmente a través de testimonios, de una historia de terror, presentada con un enfoque narrativo eficaz.