Seguro no pasará a la historia, es demasiado mediana en el mejor de los casos, pero es un ejemplo de cómo la industria empieza a condicionar a las nuevas generaciones dentro de sus propios mitos cinematográficos.
Mediocre. Retoma la idea original japonesa pero lo hace como un mal episodio de televisión policíaco. Este remake del reboot de la adaptación resulta ser ocioso.
Da un poco la impresión que 'Skinamarink' es de esas películas que se convierten en referentes de estudiantes de cine y ojalá así sea porque tiene habilidad, pericia y maña.
La esencia de la película se encuentra en su sutileza y en la habilidad para equilibrar la carga emocional del relato estadounidense. 'Soul', sin caer en la sobreinterpretación, es un filme recomendable.
Es de nueva cuenta el triunfo de la cultura cinematográfica en su gag, sobre todo externo y con todo y que no es para cualquier conciencia, resulta imperdible.
Una road movie de la redención y la dignidad, relata con una poesía visual conmovedora, que cimbra la piel y que le entrega a la mirada la belleza discreta y a la vez deslumbrante de lo cotidiano, una historia de fuerza redención y un agridulce amor a la vida.
Una historia de sensaciones y sentimientos que desbordan con sensualidad y elegancia los sentidos del espectador, tomándose su tiempo pero provocando en todo momento una experiencia visual única a través de sus colores, texturas y sutilezas.
Sin las complacencias del avasallador cine industrial, apela al buen gusto del público, que puede disfrutar no de una hamburguesa, sino de la sencillez de una buena crepa, sin grandes pretensiones pero sabrosa, sabrosa.
Como relato fílmico, es ligero y aceptable. La hipótesis formal, sin embargo, se diluye ante la vocación lúdica y los devaneos del director. En el fondo, resulta anecdótico y esta segunda parte se siente reiterativa.
La película avanza como una hamburguesa de comida rápida, diseñada para un paladar entrenado. El inconveniente radica en la exageración de estas técnicas, que solo producen un humor insípido y poco desafiante.
El filme es una cruda representación de la supervivencia y, especialmente, de uno de los aspectos fundamentales de la descomposición social: el patetismo desenfrenado. A través de una mirada esperpéntica, se elabora un discurso que refleja la realidad social de manera impactante.
Al final, la película se sostiene gracias a las actuaciones y a un argumento que, aunque presenta algunos tropiezos en su ritmo, logra captar la atención. En ciertos momentos, se siente un desparpajo irreverente, mientras que en otros, se mantiene una formalidad en relación al canon.
La nueva versión de Chucky es menos cínica y se atreve a explorar, en ciertos momentos, otro lado de la historia. A nuestro amigo pelirrojo no lo mueve la venganza, sino el despecho.
Buddy film con toques de humor adolescente y algo de sangre, que aporta frescura a este largometraje británico con un estilo de cine independiente. Es un buen chiste, casi artesanal, lo que lo hace disfrutable.
Es el cine que siembra la duda y evita otorgar respuestas en las sociedades idílicas, que tiene la agudeza e inteligencia de confrontar ante el espectador a dos generaciones en sus pulsiones pero sobre todo omisiones y fracasos aún remediables.
La directora de obra independiente, alejada del mainstream hollywoodense, construye y deconstruye a su protagonista, una mujer al borde de dejar la treintena, sin concesiones de género.