Hace muchas cosas bien. O casi bien. Pero en última instancia, no lo suficientemente bien. Las habilidades técnicas de Stevenson no le salvan de ofrecer un aspecto muy manido.
La química entre los actores logra eclipsar los momentos en que el diálogo resulta excesivamente detallado. Es, sin duda, una de las obras más elaboradas de su carrera.
Es lo suficientemente impresionante para ganarse la admiración de un espectador imparcial. Aunque no gustará a los que no estén nada interesados en el jiu-jitsu.
En definitiva, Rodrigues presenta una película intrigante y atrevida que seguramente sorprenda tanto a los fans como a los espectadores que no conocen su trabajo.